Descripción
Sobre la lámina:
Titulo: Ícono
Año: 1945
Técnica: Pintura sobre madera dorada a la hoja con incrustaciones de nácar. Cuatro bisagras de bronce
Hay un carácter ritual y/o sagrado en Ícono (1945), derivado de su estructura a la usanza bizantina, a la manera de un ícono, referido en el propio título de la pieza, que aloja la imagen en un pequeño altar con dos puertas que la resguardan, pintadas por fuera con un árbol y una guía. El sentido de devoción en Ícono rememora cuando, en tiempos de la transición del arte medieval al cristiano, la imagen era percibida como la presencia de algo trascendental, y el ícono fue una alternativa portátil para activar esta dimensión religiosa de las imágenes.
Cada puerta de esta pieza tiene en su cara interna y al centro la inscripción de una letra que ha sido interpretada por el investigador Ricardo Ovalle, en el catálogo razonado de esta artista publicado en México en 1994, como una “G”, con alusiones al autor místico ruso George Gurdjieff, que Remedios Varo estudió profundamente junto con Eva Sulzer.
Gurdjieff produjo diversos planteamientos para impulsar el desarrollo consciente del hombre a través de un proceso de apertura interior individual por medio del estudio y el trabajo sobre sí mismo, como vía alterna de existencia cuyo reto fue realizar las tareas diarias sin el apartamiento del mundo que exigen otras religiones, pero sí trabajando la mente, las emociones, la sexualidad y el cuerpo.
Desde estos planteamientos, la apertura interior para trabajar y desplegar la existencia encuentra una metáfora plástica en esta pieza de Varo, como si la artista nos invitara a su propio mundo interno: las puertas del soporte icónico que aloja la imagen y el abrirlas para acceder a ella, aludiendo además a trazas del cristianismo ortodoxo oriental que Gurdjieff estudió en detalle.
En la imagen, las alas conectadas a un monociclo que vuela trasportando una torre cilíndrica recuerdan las de un dragón o ser fantástico. Este elemento y la alusión a paisajes en otros motivos plásticos de la pieza, como lo que detrás y al fondo Remedios Varo plasmó a manera de diálogo entre la naturaleza y lo construido por humanos, podrían tener convergencia con algunos rasgos de la Edad Media.
Estas características dan relevancia a esta pieza por el recurso expresivo de la presencia de una intrincada simultaneidad de elementos diversos. Éste es un tópico emblemático en la obra de esta artista.
El tratamiento pictórico de un cielo nocturno en el que la torre sostiene con unas manivelas de tenazas una luna creciente y una menguante, da cuenta de la superposición de un cuerpo celeste sobre cada luna y una noche estrellada con planetas y sus anillos suspendidos. Estos elementos se han analizado como metáforas de las fuerzas del universo como energía vital que impulsa el movimiento.
El elemento de la torre como una metáfora codificada del ser mujer, pero sobre todo de una concepción de la mente como agente maleable en constante transformación, se vincula a los rasgos más apreciados de la obra de Remedios Varo, las implicaciones psicoanalíticas y rituales de la exploración de personajes femeninos y su simbolización en elementos arquitectónicos que indagan sobre las posibilidades de empoderamiento de este género. La torre funciona aquí como inclusión de lo arquitectónico con alcances simbólicos en una tradición que asocia este motivo con la destrucción como vencimiento de la soberbia, la torre como algo para ser replanteado siempre, tal como la vida interna de las personas. La torre activa una distribución de elementos en el lienzo que da un carácter teatral a la pieza, por la frontalidad narrativa hacia el espectador; esta construcción activa también el papel que tuvieron en la obra de Varo las edificaciones como sedes de sueños y posibilidades, con rasgos formales que rememoran lo medieval u otros tiempos; la arquitectura como mecanismo y agente de transformación de la naturaleza y el cuerpo humano recorriéndola y habitándola, y también como territorio místico.
Algunos elementos que expresan este universo poderoso de lo femenino en piezas de la artista son mujeres trasladándose entre lugares o activando procesos creativos o de despliegue de habilidades en espacios privados u otros. Remedios Varo también activó complejas técnicas pictóricas, de trazo, aplicación de color, ahumados y decalcomanías o transferencia de diseños muy detallados del papel a la pintura.
Estos enfoques pudieran vincularse simbólicamente también al remate de la escena, arriba y al centro: un círculo que contiene tres triángulos formando estrellas, que refieren posiblemente a la teoría del eneagrama o herramienta de autoconocimiento para cultivar positivamente tendencias de personalidad, una derivación de las propuestas de Gurdjieff.
El escritor mexicano Octavio Paz enfatizó, en uno de los primeros libros retrospectivos sobre esta artista, su capacidad para volatilizar la realidad dando visibilidad a mundos internos y personales.
Texto de Eugenia Macías